Lleva la barca mar adentro 

Situación

El problema ecológico es, sin duda, el gran desafío al que nos enfrentamos como humanidad en el siglo XXI. Tenemos dos caminos:  o nos decidimos a cambiar y “salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (LS 163), o en el siglo venidero la vida humana sobre la tierra tendrá fecha de caducidad. Más allá del catastrofismo que pudiéramos pensar, la realidad nos convoca a dialogar como humanidad. La crisis ecológica es el nuevo areópago para repensar el futuro que deseamos heredar. 

Con la publicación, en el año 2015, de la encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común (LS), podríamos decir que la Iglesia exhorta a la población mundial a amar y a cuidar la Creación entera (LS 13-15). Está en sintonía de “remar mar adentro” como dice Jesús, en el evangelio de hoy.

Evangelio

  Lc 5, 1-11

 

“Cierto día la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. En eso vio dos barcas amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.» Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.» Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante serás pescador de hombres.» En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.

Reflexión

 El Evangelio de este domingo dice que Jesús anima a los pescadores a “llevar la barca mar adentro”. Los invitaba a dar un paso al que no estaban acostumbrados. Dejar la orilla e ir más allá de lo conocido demanda varios requisitos. Hay que tener un espíritu de confianza, más que el solo interés en la aventura. Los discípulos confiaban en Jesús, quizás lo habían oído predicar y actuar, por eso le hicieron caso. Como pescadores eran expertos en el oficio, pero quizá no en la navegación en alta mar. Es nuestra tendencia humana a conformarnos con lo habitual y no abrirnos a lo nuevo. Justo aquí, Jesús, el Maestro, nos pide no acomodarnos, sino abrirnos a otras fronteras, a otros areópagos.

Es lo que el Papa Francisco pretende inculcar con la expresión: “La Iglesia en salida”, o en otras expresiones: “Salir a donde la vida clama”. Ser conscientes de cuidar nuestra Casa Común es el nuevo desafío para la humanidad, y como creyentes la responsabilidad ecológica es parte de la fe que profesamos (cf. LS 217). Por eso, podemos decir que, el remar mar adentro nos supone como Iglesia atender este desafío. Es un problema social, y en este sentido el mensaje social del Evangelio debe orientar a descubrir la verdad y elegir el camino a seguir, así como a dar testimonio en esta tarea. Hoy más que nunca, y ante los desafíos sociales, la Palabra de Dios no podrá ser proclamada ni escuchada si no va acompañada del testimonio de la potencia del Espíritu Santo operante en cada uno de los creyentes (cf. CDSI 525). “El Espíritu Santo infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente” (EG 259). Es el Espíritu Santo el que nos mueve a Remar mar adentro, nuestro actuar es consecuencia de su acción en nosotros, de ahí la exigencia de responder y cultivar una vida en el espíritu, como lo expresa el papa Francisco en Laudato Si’: “Quiero proponer a los cristianos algunas líneas de espiritualidad ecológica que nacen de las convicciones en nuestra fe, porque lo que el Evangelio nos enseña tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y vivir” (LS 216). 

El Evangelio de este domingo también nos sitúa frente al tema vocacional. Jesús llamó y formó a un grupo de personas bien dispuestas a colaborar con Él en la realización del Reino de Dios, que sería una hermandad universal e integral. Su propuesta era algo más allá de lo que se comprendía en el judaísmo. Se trataba de recuperar la dignidad y la salvación de todos, incluida la Creación, para la comunión definitiva con la Trinidad. En este sentido, San Efrén de Nisibe escribe que la encarnación del Hijo de Dios es para la recuperación del Paraíso. El paraíso, Jardín del Edén, era la Casa Común de todos (Gn 1, 1-30).
El llamado a ser discípulos de Jesús se ha repetido a lo largo de los siglos, así ha llegado a nosotros, hemos sido llamados como los primeros discípulos en este seguimiento. Así también, se nos ha extendido la misma propuesta: colaborar con Jesús en la realización del Reino. Por eso, frente al deterioro socioambiental, y haciéndonos eco de las palabras de la encíclica Laudato Si’, consideramos que: ser protectores de la Creación, es la nueva y emergente dimensión de la vocación cristiana, es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana (cf. LS 217).

En nuestro compromiso de hoy pensaremos en nuestro prójimo, nuestros hijos y nietos, hemos de garantizar a las generaciones futuras, la protección de la casa que compartimos (cf. LS 13). El enriquecimiento rápido, desmedido e insolidario de la generación actual puede poner en riesgo el futuro y construir un mundo imposible para las próximas generaciones.

Oración

Gracias, Señor por la vida plena que nos ofreces cada día. Como a los discípulos primeros, hoy nos llama a la nueva misión eclesial de remar mar adentro cuidando tu Creación. Hoy también queremos orar para que nadie sea indiferente al cuidado de la Casa Común. Amén.

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Hna. Lic. Gladys de la Cruz HCJC –  P. Dr.  Saju George SVD

 

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