1er DOMINGO DE ADVIENTO                       Evangelio: Mateo 24, 37-44

Actitud ecológica: Esperanza

Iniciamos el tiempo de Adviento, camino de preparación y alegría. Alegría porque nos hace revivir la espera del acontecimiento más alegre de la historia: el nacimiento del Hijo de Dios.

Ante la encarnación, nos quedamos mudos, en todos los sentidos; en silencio solo nos brota agradecimiento y contemplación de quien se hace carne. Por eso, necesitamos estar preparados, DESPIERTOS, como nos dice el Evangelio de este domingo, para descubrirle presente entre nosotros, y en toda la creación.

27 de noviembre de 2022 El Adviento, sin lugar a dudas, no podemos reducirlo a un tiempo de cuatro semanas, ha de ser una actitud de vida, porque el Señor siempre está llegando, y se ha comprometido en la salvación de todo lo que ha creado. Su encarnación es garantía porque ha asumido toda carne terrenal, todo el mundo biológico. Esta verdad alimenta nuestra esperanza y nos compromete a cuidar toda forma de vida, humana y no humana.

Volvamos a la invitación de esta semana: DESPIÉRTATE. Podríamos pensar en esta actitud en clave ecológica, como un compromiso de despertar del sueño de un consumo irresponsable, con el que tanto afectamos a nuestra casa común.

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“La Carta de la Tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de
autodestrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga posible. Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: «Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración
de la vida” (Laudato Si’ 207).

“Cuando somos críticos ante la cultura consumista nos damos cuenta de cuántas necesidades artificiales nos crea. Y lo que es peor, nos hace sentirnos insatisfechos al no poder satisfacer esas supuestas necesidades. Y, cuando lo logramos, siempre encontramos otras más allá que nos vuelven a llenar de insatisfacción. Pareciera que en nuestra cultura occidental siempre tuviéramos que estar echando de menos algo para poder ser felices.

¿El deseo en sí es bueno, porque nos moviliza y nos hace ponernos en marcha hacia aquello que anhelamos. Pero el deseo de tener más, de consumir más, de experimentar más placeres, es equívoco, porque nos hace poner la felicidad allá donde no la vamos a encontrar. Francisco no hace sino recordarnos “Una vieja enseñanza, presente en diversas tradiciones religiosas, y también en la Biblia. Se trata de la convicción de que menos es más” (LS 222). Se trata de volver a la simplicidad, de simplificar nuestra vida, no solo respecto a las necesidades materiales sino también en cuanto al ritmo de vida sobrecargado. Asumir una simplicidad voluntaria no es negativo; al contrario: la sobriedad
que se vive con libertad y conciencia es liberadora”.

Libro: Eizaguirre José. Todo contribuye. Guía práctica de conversión
ecológica, Madrid, PPC, 2016.

Te invitamos a leer este interesante artículo que tiene relación con nuestro tema, accede a él  con el siguiente enlace:

 

https://cem.org.mx/Mensajes/3156-Ser-feliz-siguiendo-a-Jes%C3%BAs.html