¡Prepara tu casa que viene el Señor!

18 de diembre día migrante

Señor, aquí estoy, reconozco que el camino es arduo, pero ahora que camino hacía Belén de la mano de María y de José, me contagia su esperanza y su paz. ¡Cuánto hay que aprender de ellos!

Dame la gracia Señor de ser sensible a lo que viven los demás y a solidarizarme, porque son mis hermanos. No quiero ser indiferente a las realidades que encontremos en el camino, porque precisamente Tú, te estás encarnando en la vida y en las realidades que encontramos .

Amén.

«Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.» .José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del profeta: Llamé de Egipto a mi hijo.»


                                                           (Mt  2, 13-15)

Una realidad que nos afecta y es tan impactante como la pandemia es el fenómeno migratorio.  Vemos como en los diversos lugares del mundo, la gente abandona su tierra, su cultura y a veces hasta su familia para buscar mejores condiciones de vida o a veces sale huyendo de la violencia,  amenazas de muerte y la miseria.

Estados Unidos, Europa o las ciudades más cercanas a su población, son sus «sueños» o «ideales» que le hacen salir y jugarse la vida, arriesgando lo poco que tienen y que a veces el trayecto o el desenlace suele ser desgarrador o doloroso.

Señor, cuántas personas ahora mismo están pidiendo posada en las fronteras de los países, ante esos muros indignantes, pasando frio, hambre, soledad…

¡Bendíceles y fortaléceles Señor!

Señor, ilumina a los gobernantes de los países para que ofrezcan leyes que dignifiquen a los emigrantes y fortaleces a las asociaciones que los protegen . 

Señor, acoge en tu infinita misericordia a todos los emigrantes que mueren en el intento y fortalece a sus familias que lloran su ausencia.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

Humildes peregrinos, Jesús María y José

Mi alma os doy y con ella mi corazón también.

Afuera

1. En el nombre del cielo, os pido posada,
pues no puede andar mi esposa amada.

2. Venimos rendidos desde Nazaret;
yo soy carpintero de nombre José.

3. Posada te pide, amado casero,
por solo una noche, la Reina del Cielo.

4. Mi esposa es María, es Reina del Cielo
y Madre va a ser del Divino Verbo.

5. Dios pague Señores, su gran caridad
y los colme el cielo de felicidad.

Adentro

1. Aquí no es mesón sigan adelante
yo no puedo abrir no sea algún tunante.

2. No me importa el nombre déjenme dormir
pues ya les he dicho que no voy a abrir.

3. Pues si es una reina quien lo solicita
¿cómo es que de noche anda tan solita?

4. ¿Eres tú, José? ¿ Tu esposa es María?
Entren peregrinos, no los conocía.

5. Dichosa la casa que alberga este día
a la Virgen Pura la hermosa María

Todos 

Entren Santos Peregrinos, Peregrinos,
reciban este rincón,
aunque es pobre la morada, la morada,
os la doy de corazón.

Cantemos con alegría, alegría
Todos al considerar,
Que Jesús, José y María
Nos vinieron hoy a honrar.

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