XXXI Domingo Tiempo Ordinario                             Evangelio: Lucas 19, 1-10

Valor ecológico: Conversión Ecológica

El relato de la conversión de Zaqueo es el que leeremos este domingo. Así se llama este personaje, al que se le describe con baja estatura, rico y pecador. Zaqueo se encontró con Jesús, se arrepintió y decidió reparar el daño que había hecho. Nuestro arrepentimiento será creíble si lo acompañamos con los hechos.

Cuando se plantea la conversión religiosa, generalmente el arrepentimiento que conlleva, no se visualiza con relación a la conversión ecológica. Tendemos a arrepentirnos del daño que causamos a los demás pero poco consideramos el que causamos a nuestra casa común.

Lo cierto es que todos, de diversas maneras, hemos explotado los bienes de la Creación de Dios… Hemos abusado de ella… Y de ello también tenemos que arrepentirnos y restituir lo que hemos dañado. Un modo específico de hacerlo es incorporar las 3 Rs: REUTILIZAR, RECICLAR y REDUCIR. Esta práctica constante será un signo visible de nuestra conversión ecológica. Pero esto es solo el comienzo…

 

 

PAGINA ESCOGIDA

En la conversión ecológica suponemos que, se trata de cambiar de hábitos,

de no derrochar, de reciclar, etc., etc. pero eso es solo la parte visible del iceberg.

Hablamos de lo que subyace a esas actitudes y comportamientos y los vivifica.

En adelante -escribe Morin- “tenemos que aprender a ser, vivir, compartir,

comunicar, comulgar omo humanos del planeta Tierra… Está bien los powerpoints

de puestas de sol y música new age, pero mucho mejor es no dominar la Tierra,

sino cuidar la Tierra enferma, habitarla, acondicionarla, cultivarla”.

Expresado en palabras bíblicas, esta perspectiva se traduce en “una vida sobria,

honrada y religiosa” (Tit 2,12).

Ese es un camino. Cada cual ha de encontrar el suyo, pero lo que está claro

“es que sin una revolución espiritual, será difícil que salgamos de la actual crisis,

que exige un nuevo contrato con la vida y con la Tierra.

De lo contrario seguiremos errantes y solitarios” (Leonardo Boff).

 

 

Del libro: Cuidar la casa común con los
5 sentidos, de Araceli Caballero G.