XXX Domingo Tiempo Ordinario                             Evangelio: Lucas 18, 9-14

Valor ecológico: La Humildad

En el Evangelio de este domingo, Jesús explica con un ejemplo (parábola), la necedad del orgullo y la soberbia. Habla de un fariseo soberbio y de un publicano humilde.

• Una persona orgullosa y soberbia levanta barreras a su alrededor, genera conflictos de relación con Dios, con los demás y con toda la Creación. La actitud orgullosa de pensar que somos reyes y superiores a todo lo que Dios ha creado nos está conduciendo a un abismo sin fin, que es la destrucción misma de nuestro planeta.
• Reconocer con humildad nuestra dependencia de la red natural de la que somos parte es urgente. Si destruimos nuestra casa común destruimos nuestra propia existencia.

 

 

PAGINA ESCOGIDA

“La sobriedad y la humildad no han gozado de una
valoración positiva en el último siglo. Pero cuando
se debilita de manera generalizada el ejercicio de
alguna virtud en la vida personal y social, ello termina
provocando múltiples desequilibrios, también
ambientales. Por eso, ya no basta hablar sólo de la
integridad de los ecosistemas. Hay que atreverse
a hablar de la integridad de la vida humana, de la
necesidad de alentar y conjugar todos los grandes
valores.

La desaparición de la humildad, en un ser humano
desaforadamente entusiasmado con la posibilidad
de dominarlo todo sin límite alguno, sólo puede
terminar dañando a la sociedad y al ambiente. No
es fácil desarrollar esta sana humildad y una feliz
sobriedad si nos volvemos autónomos, si excluimos
de nuestra vida a Dios y nuestro yo ocupa su lugar,
si creemos que es nuestra propia subjetividad la que
determina lo que está bien o lo que está mal.”

(Laudato Si’ 224)