P. Juan Nepomuceno Guzmán Hernández

Fundador

Su amor a la Eucaristía y a la Sma. Virgen, La contemplación del Crucificado, lo identificaron
con el “Maestro del Calvario” para la salvación de sus hermanos.

Breve Semblanza

El 16 de mayo de 1894, nació en Encarnación de Díaz, Jal. Sus padres, don Antonio Guzmán González y doña Martina Hernández Guzmán.

Ingresó al Seminario de Guadalajara en octubre de 1907. El 9 de noviembre de 1919 el Excmo. Sr. Arz. Don Francisco Orozco y Jiménez lo ordena sacerdote en la Catedral de Guadalajara. Canta su primera Misa el 19 de noviembre de 1919, en Encarnación de Díaz, Jal.

El Padre Juan, se distinguió por ser recto, responsable, educado y coherente; exigente con él mismo y con los demás. Su humildad, prudencia y sencillez lo acompañaron toda su vida; era cercano, amable y comprensivo. Tomaba en cuenta a la persona de cualquier lugar y condición, les ayudaba en sus necesidades, espirituales y materiales. Dedicaba muchas horas al confesionario y a la Dirección Espiritual.

La búsqueda y disponibilidad a la voluntad de Dios fue la tónica de su vida; voluntad divina que descubría en la oración y ponía en práctica a través de la obediencia a la Iglesia y a sus superiores.

Fue un hombre práctico, encarnado en su realidad, capaz de compromisos concretos y eficaces; gozaba con el progreso de la ciencia y los avances de la técnica, con lo cual supo promover en sus feligreses una evangelización integral, en medio de circunstancias muy difíciles en las comunidades parroquiales de Tepatitlán, Pegueros y Ayotlán, Jalisco en donde ejerció su ministerio sacerdotal, en tiempos de persecución religiosa en México y graves obstáculos para vivir la fe cristiana.

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Aprendió la ciencia de la cruz en la contemplación del Maestro del Calvario, quien fue para él su “Padre y Maestro”. Esta profunda experiencia del amor a Cristo Crucificado le fue conduciendo y fortaleciendo en su vida como sacerdote y fundador. Su fuerza: la Eucaristía, la oración y un grande amor a la Sma. Virgen María.

Su profundo amor a Jesús Crucificado, su obediencia a las directrices pastorales de la Iglesia y el gran celo por la salvación de sus hermanos, lo transformó en un sacerdote catequista de corazón, muygeneroso en su entrega y abierto a responder audazmente a las necesidades de su tiempo. El Padre Juan expresó que el día de su Ordenación Sacerdotal se propuso impulsar la catequesis pues visualizaba que a través de ella, se ofrecía un espacio fundamental para el desarrollo integral de la persona y un camino seguro de santificación.

La Madre Ma. Guadalupe Gallegos y el Padre Juan Nepomuceno Guzmán recibieron el Carisma de ser testigos de Cristo Crucificado y fundaron la Congregación de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado.

Dócil a la acción del Espíritu Santo y superando toda adversidad se dispuso a acompañar la gestación, nacimiento y crecimiento de la Congregación con su actitud cercana y comprometida, siempre humilde, sabiendo desaparecer para que la Obra de Dios creciera.

El Señor lo llamó a la vida eterna en Guadalajara, Jal. el 18 de marzo de 1963.

Testimonios

El Padre Juan: contemplaba a Jesús Crucificado

Testimonio del Pbro. Pedro Medina, de la Diócesis de San Juan de los Lagos, Jalisco.

El Padre Juan: Catequista de corazón 

Testimonio del Pbro. Sergio Amín Gálvez García, de la Diócesis de Tapachula, Chiapas.

El Padre Juan: Atento a la realidad y comprometido con ella

Testimonio del Pbro. Daniel Zamudio Mera, de la Diócesis de Tula, Hidalgo.

Creemos, Celebramos y Vivimos !!