Jesús Crucificado despertó en ella el ideal de:
“Amar a Jesús y hacerlo amar; ser santa y salvarle muchas almas”
Breve semblanza
Nació el 21 de enero de 1905, en el Mezquite, municipio de Tepatitlán, Jal.
A lo largo de su vida se distinguió por su profunda experiencia espiritual de Jesús Crucificado, quien sin ser aún hermana religiosa sino una joven de grandes ideales, se lanzó sin descanso hasta realizar lo que Dios le pedía. Por eso la tónica de su vida fue ser toda de Dios en el amor-dolor desde la cruz y su constante inquietud por la salvación de sus hermanos.
Consagró todo su ser a Dios: una mujer muy femenina, educada y detallista; en su trato con los demás era cercana y alegre, humana y compasiva; con gran espíritu de superación, inteligente y sensata, profunda y madura; austera y al mismo tiempo, cuidadosa y de buen gusto.
Era inquieta, emprendedora, amante de la cultura, del progreso y no se conformaba con mediocridades. Persona de contrastes, en ocasiones desconcertante; caritativa, firme y exigente comenzando con ella misma.
Sus padres
Hija de don Bruno Gallegos Ramírez y de doña Aurelia Franco Casillas.
En su época se vivía tiempos recios, muy difíciles y ella persevera en época de persecución abierta y violenta contra la fe cristiana en nuestra patria. Esto lo vive sobre todo entre sus 21 y 25 años de edad (1926-1930). Esos tiempos requerían de jóvenes audaces, de enormes ideales como ella y de grande fortaleza para emprender la lucha por lo que Dios le inspiraba para “salvar muchas almas”, como ella decía.
María Guadalupe se encontró con Jesucristo como se encuentra un discípulo con su maestro en busca de la verdad, quien la invitó a ser toda de Él y a consagrarle su vida, para luego enviarla a evangelizar a sus hermanos, con la fuerza y el impulso del Espíritu Santo, como intrépida y audaz apóstol de la cruz de Cristo.
De su unión con Cristo nacen las grandes virtudes que ella practicó, como su abnegación, servicio, disciplina, entrega alegre, profunda vida de oración, sensibilidad para captar las realidades que le rodeaban, fortaleza y entusiasmo para buscar y dar respuestas… Llega a recibir el don de la vida mística. Sueña y realiza con esmero
Para responder al Proyecto de Dios, inició una “carrera hacia la santidad” a invitación del P. Juan Guzmán a quien escogió como su Director Espiritual, como aquella persona que Dios había elegido para llevar adelante la obra de la Fundación.
Su consagración a Dios la marcó como mujer contemplativa y de profunda oración comprometida, su grande amor a Jesús Crucificado, a la Eucaristía y a la Virgen María. Además, con su original creatividad, buscó construir la comunidad a través de la catequesis y en varias actividades pastorales, culturales y sociales en su parroquia de Tepatitlán, Jal, y en su colaboración con el Sr. Cura Juan N. Guzmán en la evangelizadora integral en Pegueros y Ayotlán, Jal., aprovechando la vida sencilla para trasmitir el mensaje liberador del Evangelio, explicar la vida en Dios y buscar la superación en todas las personas.
El Espíritu Santo concedió a Ma. Guadalupe Gallegos Franco y al Sr. Cura Juan N. Guzmán Hernández, el carisma de ser testigos de Cristo Crucificado por su vida consagrada y la evangelización y catequesis, para gloria de Dios.
El Señor la llamó a la vida eterna el 18 de junio de 1956, en Guadalajara, Jal.